domingo, 13 de octubre de 2024

La exuberancia triunfal de la parra muda


 

Lleva más de un mes tentándole la escritura. Impertinente le sigue el lápiz y su cuaderno. Y él, ¡ni caso! … Y pasan los días sin dar un palo al agua.

¿Inapetencia, tedio, vacío? Y se entretiene con cualquier cosa; pero nada le llena. Precisamente este abandono, que para otros podría ser desapego y calma, para él es frustración y desgana. Le cansa el escribir. Un pimiento le importa que la tierra reviente, que el sol se muera. Todo le es ajeno. Tampoco se encabrita, (¡que ya es decir!), viendo la estupidez de un cómico besamanos en el salón de un acrónico trono real en un día arrogante llamado Hispanidad.

El escritor está harto. Harto de contemplar auroras prometedoras, atardeceres románticos. Harto de mirar el rojo de la buganvilla, el vuelo prudente de la tórtola, la paciencia de los gatos, de sus relatos sin fuste, de la sabiduría de los cipreses, de la triunfal exuberancia de la parra muda… de la sumisa fidelidad de su perro longaniza…

Alguien viendo al escritor tan deprimido acude en su ayuda. Le viene a decir que sepas que la escritura podría devolverte el ánimo. Y este consejo amigo le sabe a cursi tontería. Y se dice para sí: ¡Será más bien al contrario! Ánimo es lo que necesito para escribir, ánimo y tener algo que decir. Y visto lo visto no se me ocurre nada que merezca la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario