miércoles, 11 de septiembre de 2024

No veo la luz del sol





Cuando llega el amanecer suena el piano. Tiene el alba por costumbre acompañar la salida del sol con un fragmento de O tu, bell`astro: Entzückend sin die Wunder deines Reiches. (Las maravillas de tu reino me han hipnotizado).

Cicatera la Europa cristiana restringe cada vez más el paso a los de fuera, a las aves migratorias a través de sus civilizadas tierras. Hoy es Alemania y Polonia, ayer Dinamarca, mañana Portugal y Francia… Stop a los pájaros soñadores. 

Si el ganado atraviesa legalmente, (trashumancia), cañadas y dehesas en busca de nuevos pastos, ¿cuánto no más las personas tendrán derecho a transitar por mares y montañas en busca de su alimento? Ellos ya estaban aquí antes de que nosotros viniéramos. 

Hoy las aves dudan, no cantan ni abren el pico, no se fían de Apolo, tampoco de Venus. No es almuerzo limpio su grano deseado. Pero sus sueños son vitales, irresistibles. Buscando mis amores, iré por esos montes y riberas y pasaré los fuertes y fronteras. (Juan de la Cruz).

El bello sol se retrasa, Negro el firmamento. Espuelas de plomo a cuatro bandas sangran los costillares de ligeras avecillas negras que quieren saciar sus vacías mollejas buscando nuevos pastos por las costas de un Nuevo Tarajal.

El piano enmudece de pena. Las alambradas del Primer Mundo, Insolidario e Hipócrita, agujerean de llagas carreteras, cayucos y pateras. Teclas de un piano acribillado por las balas de controles y más controles, barreras contra natura.

¿Quién será capaz de poner fronteras de espinos al hambre? ¿Arrancar a los pájaros errantes las entrañas de sus almas? ¿A quién se le disparó fratricida el arma? Vergüenza humana ¡Vergüenza blanca! Alborada negra. Oceánico desierto de negra suerte. ¿Ilegal el mar y la tierra? ¡Gobiernos irregulares! Estados que han perdido sus credenciales. Anatemas pusieron puertas al campo, candados al aire, cadenas al viento, pusieron concertinas y cuchillos al ecuménico mar y a la tierra inexpugnable.
No veo la luz del sol
ni las preciosas estrellas del cielo.
No contemplo
el verdor del campo
que presagia el nuevo verano,
ni el ruiseñor
que anuncia la primavera.
¿Es que no voy a oírlos más?
¿Nunca los volveré a ver?

(Tannhäuser)


1 comentario:

  1. Tus precisas y profundas Palabras me recuerdan a COETHE...cuando pedeñia !!!MAS LUZ ..HACE FALTA MAS LUZ!!!
    En las mentes de estos mediocres tenemos por "gobernantes"?

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