domingo, 28 de enero de 2024

Contradicción moral


Hay perseguidos por la justicia que son más justos y honrados que el propio juez que los acusa. O como dice el clásico: Médico, cúrate a ti mismo. Los que presumimos de buena conciencia, más bien pretendemos ocultar la maldad que nos corroe. Conocí yo un abogado; y un día le pregunté: ¿Qué es para ti más fácil, defender a un inocente o a un culpable? Y me dijo: Me cuesta más defender a un inocente. Y le respondí de inmediato: ¿Acaso la inteligencia de los que delinquen es superior al poder de la bondad? La bondad de por sí no necesitaría defensa alguna, ella misma es la prueba más palpable de su intachable buen hacer.

Pero en este mundo dislocado, el inocente suele ser el depravado; y el depravado, el más honorable y recto de los mortales. Y el malo se ve a sí mismo bueno en el espejo blanqueador de su negrura. Y el justo se siente malvado, como esa esposa maltratada, que de tanto pegarle el cabrón de su marido, se considera como la más reprobable y vil de las mujeres. En este mundo civilizado la conducta moral establecida es decretada por la clase dominante. O como decía el mismo Lenin al explicar por qué la doctrina de Carlos Marx despertaba tanto odio entre los burgueses: "Esperar una ciencia imparcial en una sociedad fundada sobre la esclavitud es una estúpida ingenuidad".

Y continué preguntando yo al distinguido letrado: Y cómo te ves tú sabiendo que tu defendido es culpable, ¿acaso no te sientes cómplice y a la vez atrapado en una flagrante contradicción moral?

1 comentario:

  1. A ningún justo persigue la justicia, sino las leyes que imponen los depravados en el poder, al que acceden a veces con los votos de la gente...

    ResponderEliminar