lunes, 17 de julio de 2023

Pájaros de papel mojados



Cuando te comuniqué que tenía que ir a votar el domingo que viene, me dijiste:

Según tengo entendido ¿No es ese es el día escogido por la ONU para reducir los riesgos y desastres en el mundo? O sea: que mejor deberías quedarte quietecito en casa. No es bueno provocar al destino con papeletas, pájaros de papel, mojados y a presión introducidos en jaulas de doble fondo, trucadas y agujereadas. ¡Que voten ellos y con su mierda se lo coman!

Respuestas disuasivas como la anterior, gracieta mal intencionada, me sublevan y me soliviantan, dado su desprecio, desconsideración y falta de respeto a quienes con su esfuerzo consiguieron dejarnos, frente a trasnochadas dictaduras sufridas, un sistema de refrendos de libertades sociales, sindicales y políticas. Tal ocurrencia como la de mi amigo se deba más a los desmadres en los cara a caras, performances y campañas cargadas de mala uva. Pero ello no le da derecho a esta gente a erigirse por encima de la política, ese noble hacer, según Platón, propio de los gobernantes, capaces de establecer la Verdad, la Justicia y el Bien como piedra angular del Estado. Por mucho que su urticaria se deba al hartazón de mentiras, vueltas de tuercas y camuflajes en estos días preelectorales, estos arrogantes deberían abstenerse, (no de votar), sino de mear p´arriba, pues como dice el refrán quien al cielo escupe en la cara le cae.

¿Y por qué me sublevan bobadas como las de mi amigo a la que me referí al principio? Porque intuyo en estas chorradas una insinuación velada a la inutilidad de acudir el 23 de julio a votar, acto emblemático de nuestra participación ciudadana. Para mí sería una claudicación, dejar que aguas contaminadas que empiezan a pulular a diestro y siniestro acaben convirtiendo en un lodazal los mares de la esperanza, ese próspero y progresista oceano de dulces y mancomunadas brisas al que nunca debemos dejar de mirar, si no queremos sumegirnos en las aguas de un infernal pasado.

El pasotismo ante el rito posiblemente ya sentenciado por tanta manipulación saturada de datos, (antes incluso que éstos lleguen a tener lugar), puede que contenga en sí una lectura a tener en cuenta, como acto de rebelión ante la imposibilidad cada vez mayor del ser humano de elegir un camino distinto al que los poderes fácticos nos predeterminan.

Pero aun así, y a pesar de que mi voto, como aquellas perlas del libro sagrado, sea luego dado como alimento a los cerdos, yo seguiré votando, aunque sólo sea para brindar a la memoria de aquellos que a lo largo de la historia dieron su vida por legarnos el derecho universal al sufragio.

Y así cuando veo la cantidad de votantes que adelantan por Correo su adhesión a este o aquel otro partido, siento una gran satisfacción porque la semilla de aquellos mártires adelantados no cayó en campo yermo o en saco roto.


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