Quisiera ver tu sueño andando por la calle,
quisiera que la calle fuese una gran chistera
de cuyo amparo un mago sacara y convirtiera
tus pasos y tus penas en un florido valle.
Quisiera que tu sueño de carne y hueso fuera
Que no se derritiera la nieve en los sembrados,
que el cielo azul de mayo por obra de los hados
azul permaneciera, que el humo de la hoguera,
los pájaros heridos, el viento y su lamento
cesaran al instante, y el orbe en alegrías,
pañuelos de colores al aire con su acento,
blandiera fantasías, de modo que los días
no fueran las verdades del pobre malviviendo,
sino más bien un sueño, un mundo de utopías.
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