martes, 18 de febrero de 2020

Nostalgia del Absoluto





Esa nostalgia del Absoluto, profundamente arraigada en la mayor parte de nosotros, fue directamente provocada por la decadencia del hombre y la sociedad occidental, por la decadencia de la antigua y magnífica arquitectura de la certeza religiosa. (Steiner)

Es todo un sin sentido tener que nacer para luego tener que morir. ¿Qué sastre confeccionaría un vestido de novia como mortaja para una recién casada? ¿Acaso ser al mismo tiempo cuna y sepulcro no es un sarcasmo? ¿Qué madre, no estando loca o poseída, pariría un hijo para tirarlo recién nacido al cubo de la basura?

Y aún así me dijiste que lo absurdo de la vida y sus contradicciones, el dolor y las mentiras son fuente de inspiración inagotable. Aquel que retira de la boca de un niño un caramelo de golpe, después de haber tenido entretenido y confiado al pequeño durante un tiempo, es un sátiro. No hagan lo mismo a un perro con la comida, si no quieren quedarse sin mano o resultar despellejados.

Me llamaste también desarraigado, inconformista, buscador de utopías irreales, descreído.

Te contesté:
Fui criado para ser príncipe y me veo como el Segismundo de Calderón de la Barca, cargado de cadenas y tormentos.
Insististe:
Lo que te pasa es que te corroen los pecados que nunca cometiste.
Te dije:
Si soy un hombre bueno, como dices, ¿de dónde viene el miedo que me hace temblar ante este abismo infernal que se abre delante de mí como boca de un volcán hirviendo?
Todo lo que a mi vista aparece esta mañana, la calle recién barrida, el sol puliendo la calzada, el verde, los azules y amarillos del parque, la cal resplandeciente de las fachadas, el marrón de los bellos ojos de la panadera, todo es encantador, pero yo sólo veo celuloide, cartón piedra, la postal de un paraíso inexistente. Nada tiene consistencia. ¡Todo es tan efímero! ¿Quién puso dentro de mí este deseo de infinito inútil y a la vez frustrado?

Nostalgia del absoluto, llamaría Steiner a este sentimiento de vacío que me invade esta mañana. Intento sustituirlo con otra mitología, el placer de la música, el compromiso político, el auto conocimiento, la astrología terapéutica... pero un vacío da paso a otro vacío.

El molinillo de café no da vueltas, tengo problemas con el wifi, tropiezo con el taburete de la cocina, el friega platos no funciona. De seguir así, si hoy Trump declarase la guerra a los chinos, seguro que yo sería su arcabucero mayor. Aún así me repetiste que el despropósito y la paradoja son la inspiración del poeta y que el hueco dejado por la decadencia de la moral cristiana debería ser reemplazado por una nueva teología, recuerdo que la llamaste teología poética. Y fue entonces cuando me recitaste aquel poema de Blas de Otero:
Aquí tenéis en canto y alma al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió y rompió todos sus versos.

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