domingo, 14 de abril de 2019

Maquiavelo versus Rousseau



Pues como el fundador de una República no puede evitar que las disensiones se manifiesten en ella, debe al menos ordenarla de manera que no se formen facciones en su seno. (Maquiavelo)

En el bar. Frente a un montón de habas, unos trozos de atún de ijar y unas cuantas cañas de cerveza escucho atentamente a un compañero. Nada más saludarnos me dice sin rodeos:
¿Sabes en qué emplear unos cuantos millones para este pueblo?
El sentido de su pregunta es claro. Hernández Ros acaba de hacerle una oferta considerable que podría materializarse en reforzar las infraestructuras de la ciudad de la que este hombre es su alcalde. Entre trago y trago noto a mi confidente honrado y agradecido por tal ofrecimiento del Presidente del Consejo Regional de Murcia. Llego a esta conclusión por las palabras de mi contertulio:
Yo no veo en Hernández Ros tantos cuernos y rabos como le pintan. A los pocos que en el Partido Socialista he oído hablar de trabajadores, pueblo y lucha de clases, ha sido a este señor.
Desestimar esta ayuda monetaria parecería descabellado. Privar a un sector de nuestra ciudadanía de una serie de ayudas necesarias no sería justo, a no ser que tal donación pretendiera ser un regalo envenenado. Cualquier oferta de estas dimensiones nunca debiera ser aceptada a título personal y mucho menos efectuarse de manera utilitarista e intencionada por parte del primer mandatario de nuestro creado organismo preautonómico. Cualquier prestación pública se ha de ajustar a unos planes elaborados y aprobados por la Administración en la que por supuesto hayan tenido voz los distintos partidos políticos con representación parlamentaria. Caso de no hacerse así, podríamos pensar en conductas marrulleras, tratos de favor a determinados miembros de su partido por parte de Hernández Ros para ser de nuevo reelegido como presidente del consejo regional.

Tres son las personas dentro del partido (la corriente sindical y obrerista, los ex USO), que a juicio de Hernández Ros deberían ser desbancados del Consejo Regional. La sustanciosa ayuda prometida al hombre con el que tomo cerveza en el bar, val vez vaya encaminada precisamente a conseguir este propósito de exclusión que Andrés Hernández Ros tiene en la cabeza.

En definitiva mi interlocutor, el tal supuesto alcalde de una ciudad anónima de nuestra Región, podría colegir entre estos dos supuestos:
A) Llenarse de vanidad y de satisfacción. Su aceptación o no de tal donación económica puede condicionar la estrategia del Presidente.

B) Segundo supuesto. Coger, si dispone a mano el Contrato Social de Rousseau y leer el primer párrafo del capítulo III donde dice: "El más fuerte nunca es bastante fuerte para ser siempre el amo, si no transforma su fuerza en derecho y la obediencia en deber".

(Del Diario de un Sindicalista. Diciembre de 1981)

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