domingo, 12 de marzo de 2017

Brevedad





Cada sol repetido es un cometa 
(Luís de Góngora)

El agua del arroyo
la miro y ya se ha ido;
no puedo complacido
parar su dulce coro,
tenerlo retenido.
Las mieles de mi boca,
la lumbre de la hoguera,
la flor en primavera,
el silbo de la roca
no es nunca lo que era.
El niño que en la calle
apenas un momento
jugaba tan contento;
ahora está en el valle
cavando su aposento.
Mil siglos de una estrella
en un salto de grillo,
de rojo al amarillo
se esfuman, y a su  esfera
la dejan sin su brillo.
¿Qué corto es el placer!
Te tiras una vida,
venida tras corrida,
sediento tras de él,
¡y un soplo es su bebida!
Las tierras que mi abuelo
sudó con la labranza,
las nubes en venganza
en un simple revuelo
segaron su esperanza.
La vida es un vestido
que estrena nuestro cuerpo,
así lo tienes puesto
un charco en el camino
lo enfanga sin pretexto.
¡Qué breve es el camino
del trigo y de la avena!
El oro de la era
se pierde en el molino.
¡Qué vida tan ligera!

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