viernes, 27 de enero de 2017

Doble pensamiento





La anécdota es simple y repetitiva. Cuando se trata de calcular el número de participantes en una manifestación, la suma de la policía nunca casa con la de los promotores de dicho acto. La cantidad de asistentes a la toma de posesión de Donald Trump fue desigualmente valorada por quienes apoyaron dicha entronización.

La consejera de Trump, Kellyanne Conway, para defender, (en contra de los medios de comunicación), que la investidura del nuevo mandatario había sido multitudinaria, comparándola con la de Obama, empleó la frase: Hechos alternativos.

Hay quienes a partir de la utilización de estos términos, compararon esta expresión con la del doble pensamiento, empleado por Orwell en su libro 1984, una novela política de ficción distópica que describe una sociedad donde se manipula la información y se practica la vigilancia masiva y la represión política y social. Y en la que además se dejan caer antinomias como:
La guerra es la paz.
La libertad es la esclavitud.
La ignorancia es la fuerza.
¿Cómo pueden ser verdaderos dos hechos completamente antagónicos?

El nuevo presidente de Estados Unidos parece conocerse de sobra las ideas que Orwell pone a debate en su novela. Y así vemos como Trump no cesa de alimentar diariamente el odio. El odio, los muros, el enemigo son necesario. De hecho Dos minutos de Odio se prescisan para mantener vivo el sistema. Todos los días los ciudadanos estamos obligados a gritar y maldecir para no ser acusados de traidores por la policía del pensamiento. Falseamiento de la realidad. Y en el momento en el que los ciudadanos asumamos "libremente" esta elección impuesta, ya no necesitaremos ningún dictador ni juez; seremos nosotros mismos nuestros propios verdugos.

Desde el instante que la opinión pública se identifique con la de los mandatarios, la Guerra contra la Verdad habrá triunfado. La única manera de perpetuar un régimen dictatorial como el presentado por Orwell es falseando la realidad, perpetuando la mentira. Terminará por ser verdad lo que digan nuestros gobernantes:
-¿Cuántos dedos hay aquí?
-Cuatro.
-¿Y si el Partido dice que no son cuatro sino cinco?
-¿Cuántos dedos?
-¡Cinco! ¡Cinco! ¡Cinco!
Ni la corrupción, ni la xenofobia, ni el delito, ni el blanqueo de dinero, a partir de ahora, restarán votos a nuestros representantes. Elegiremos a los corruptos, los más honorados de nuestro pueblo.
Quien controla el pasado, controla el futuro, y quien controla el presente, controla el pasado.
Esta mañana me desperté, y vi que el camino que ayer hice desde la senda del agua a la fuente del trébol, la excavadora del tiempo, como caimán que se traga de un bocado a una gacela, se lo había llevado por delante. Ni la misma historia, ni el recuerdo, ni la memoria ya existían.

¡Adiós mundo sostenible, adiós agua para todos! ¡America for the Americans!

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