miércoles, 31 de diciembre de 2014

Hoy es un buen día para acabar el año



Faltan seis horas para que se acabe el año. El lóbulo temporal de su cerebro se pone a escribir con ansiedad bruta, ¡como si de sus letras dependiera la vida!

Ya esta mañana, cuando don Cerebrito se despertó, le dijo al tiempo:
No corras tanto que no te alcanzo.
Y para frenar el año, Cerebrito cogió las bridas del tiempo. Dos bridas tiene el rocín del tiempo, la del sexo y la de la tierra. Y tiró para sí con fuerza para detener el caballo del día último del 2014.

Y así hizo el que creía que la escritura de eternidad contenida descongelaría el agua de su fluir efímero. Y le dijo a la mujer de sus sueños:
Somos pobres. Sólo nos queda el sexo. ¡A casarse a casarse que el mundo va a acabarse!  
Hicieron el amor. Cerebrito se sintió eterno, vencedor frente al tiempo. Luego, henchido de vigor y optimismo, salió al huerto, cogió la azada, las tijeras de podar y la tierra, -la otra brida que junto a la del sexo sujeta el movimiento de las horas. Podó las ramas viejas del almendro, cavó la sombra de los naranjos. Y aún siendo invierno, el día, aunque jamelgo y viejo, era soleado.

Y cuando terminó su faena, amarrado así como tenía al tiempo por el pescuezo, Cerebrito con la bravura propia de los mártires, que saben que van a morir decapitados, exclamó:
Ahora, oh tiempo impaciente y desbocado jaco, ya puedes acabar conmigo. Hoy es un buen día para terminar el año.

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