lunes, 10 de noviembre de 2014

Me importa lo que no me importa





(A ritmo de Rap)


No me importa que un mendigo, mañana once de noviembre, se muera de frío junto a los lomos calientes del caballo de un san Martín en Toledo.

No me importa que un rico pueda llegar al cielo.

No me importa que un niño se asfixie en una bolsa de basura envuelto.

No me importa que la luna de mis sueños se ahogue en el vaho pestilente de un pozo ilegal de residuos virulentos.

No me importa que Europa borrada sea del mapa por insolidaria y longeva. La Tierra un muermo; y Luxemburgo, al cuerno.

No me importa el aniversario de la caída del muro de Berlín, ni el fin del muro de una Cisjordania del infierno.

No me importa que Cataluña sea un País del hemisferio avariento.

No me importa que otras vallas como garras, más profundas y severas, se interpongan entre las alas y el reo, la realidad y el deseo.

No me importa que los montes se conviertan en grava, la grava en arena, la arena en polvo, el polvo en nada, y tu risa en la sal de mis lágrimas de acero.

No me importa que gane Podemos, que pierda la gente, que caiga el Queremos.

No me importa que la placenta de las estrellas se la coman los perros.

No me importa que los ríos bajen de sangre llenos, que las flores escupan azufre, que los mares vomiten veneno.

No me importa creer en la debilidad de un Dios dentro de una metáfora embotellado, frente a las aguas vaporosas de un desierto de capellanes sembrado.

No me importa que el sol se extinga y calcinados seamos en sus brasas gaseosas, todos a fuego lento como san Lorenzo.

No me importa la avaricia de tus dedos untados, corruptos y banqueros.

No me importa el tejemaneje de China con los americanos y usureros.


Lo que me importa y mucho es la venda de mis ojos abiertos, altaneros.

Me importa el blanco cuando es negro, la brisa cuando es misa, vendaval y tormenta, la mirada secreta, el embuste sincero.

Lo que me importa es que un desgraciado llegue a ser a santo patrón del pueblo.

Me importa la oscuridad de la luz, el atardecer de la mañana, los calores del invierno.

Lo que me importa y preocupa es que de la sensualidad sellada de tu saliva ardiente nazcan sapos, culebras, conejos y estatuas como tancredos.

Me importa que mis fanales ciegos no conozcan la dirección del viento, no sepan de la propagación y fraternidad del cieno.

Lo que me importa y preocupa es lo que no me importa ni tengo.


                                                                                 (Víspera de san Martín de Tours)


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