jueves, 13 de marzo de 2014

Música en el cole




La música, como el sol y el aire, llena el universo. La música embellece el amanecer, son las manos de la creación. Primero fue la canción. Y fruto, luego, de sus notas vinieron las demás criaturas, los otros lenguajes. Cantó Dios, y de sus ondas expansivas fue hecho el mundo. La música con su melodioso acento labra en rica pedrería los sentimientos humanos, entreteje las relaciones sociales, es vehículo y soporte de la cultura. La música tiene sentido, es un valioso instrumento didáctico. Alumbra y descorre el sagrado velo del silencio y del tiempo elocuente.

La letra con música entra. La música para los niños es comunicación, autocontrol, aprendizaje, proyección, antídoto del miedo. Un niño que no canta es un pájaro sin alas. Gracias a la música, los niños tienen la oportunidad de dar vida a sus pensamientos, corporeizar sus emociones. Gracias a la música los alumnos expresan sus esperanzas, liberan sus temores. El que canta su mal espanta. Las conductas desafiantes, aluvión en plena vorágine del crecimiento infantil, son canalizadas por la acción restauradora de la música. La música elimina complejos, rabias y envidias, deshace rencillas y celos. La música es medicamento desintoxicador, vomitivo de los diablillos interiores del niño.

A través del lenguaje musical, el niño organiza su mundo, escapa de sus angustias, reconstruye su realidad. Los niños deben aprender, no sólo a pensar con la cabeza, sino también con las manos, con los ojos, con el olfato, con el corazón, con la música, con el baile, el ritmo, la dramatización. La música actúa como un desinhibidor de experiencias represoras, es un claro activador de la inteligencia emocional. La música es armonía y solidaridad, trabajo en equipo, conjunto y sinfonía.

Y vienen ahora los defensores de una educación excelente, racional y cuadriculada con programas de hormigón frío, calculador y apático, a robar, a enmudecer la escuela. Y llegan ahora los pontífices de una educación privilegiada, confesional y triste con lecciones sin encanto, deberes y tareas  individualistas y mecanicistas, a retirar la música de las aulas. Y viene ahora el ministro Wert a decirnos que la música distrae y engandula y que quita tiempo al niño para aprender lo que verdaderamente importa, asignaturas que no tienen nada que ver con el desarrollo de su capacidad creadora, la Educación Física, la Educación artística., la Filosofía...

Y amordazado el coro, y abolida la Música en los colegios, ¿quién regará, entonces, con la canción este vasto mundo de atonías, sequedades y egoísmos?

3 comentarios:

  1. Es la guerra, entre ángeles y máquinas.

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  2. ¡¡PUES YO SEGUIRÉ CANTANDO!!
    Es lo que mejor sé hacer y por propia experiencia sé que los niños aprenden y disfrutan cantando.
    Un abrazo.

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  3. La música, la filosofia...hatajo de burros que nos gobiernan por culpa nuestra!

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