domingo, 8 de abril de 2012

Todo es dentro



Azul como este cielo vi el momento, dulce y quieto. Y sentí eterno este domingo. Y me fui corriendo al escritorio. Quise guardar esta calma en unas letras para que nunca se me fuera desde dentro. Y me acordé de Juan Ramón Jimenez cuando en el Fragmento Primero de su Espacio dijera aquello dentro, dentro todo es dentro.

Y el hervidero agónico de llamas y carbones moribundos de la noche, los tambores del miedo, los faroles tenebrosos, temblorosos por el viento inquieto y fúnebre, el negro de las túnicas emboscadas, las nubes azarosas desaparecieron al romperse por la brisa de las hojas del naranjo. Y el amarillo de la manzanilla festoneada por el blanco de unos párpados encandilados por el oro de las diez de la mañana se levantaron, se impusieron sobre el pestilente surco húmedo de la basura de las cabras.

La puerta sosegada del día envainó el látigo de los cipreses. Durante toda la vigilia no cesaron de fustigar al plenilunio en pleno rostro. Y el morado tranquilo de unos lirios de pronto apuntaló resucitando el tiempo de horas infinitas. Y de nuevo el poeta recita en sol, o en la, o en do mayor, con voz resucitada, que los lirios no son más que chispas de nosotros que nos amamos en azul y en verde, tranquilos, para siempre.

2 comentarios:

  1. Qué sugerente... He volado con este escrito. Enhorabuena

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  2. ¡Qué maravillas de texto y de foto...Y el fondo lleno de manzanilla hasta aquí llega el olor.
    Besicos

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