¡Y qué cerca está
de la humildad el orgullo!
Tan cerca como la espina
de la flor del capullo.
Tan cerca, que desde lejos
los dos se confunden en uno.
A veces tiene el orgullo
para defenderse un escudo,
de sencillez revestido,
de corazón puntiagudo,
tapado, reptil y mudo.
El orgullo y la modestia
cosidos están en un nudo,
tan unidos, que su esencia,
su perfume y transparencia
son más bien maledicencia,
resentimiento y barullo.
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