Cómo puede ser tuyo lo que ayer escribiste, si yo al leerte, vi que tus palabras me robaban el aliento, mi alimento, una manzana del cesto. Los pelos erizados de mis brazos eran la espiga de arroz de tus letras de escalofríos y temblores, granos al aire de un bodegón de ideas y sentimiento, sacudido y expropiado por el viento de tu escritura revelada, plagio legal de la creación globalizada y solidaria, mi justo pan prorrateado.
Luego tú te defendiste y decías sin parar de pedir perdones:
¡Copyleft, copyleft! No fui yo quien redactó aquel manuscrito, quien te quitó de tu boca el fruto. Unos esbirros comandados por una comadre de armas tomar, a quienes sus lacayos llamaban madame Inspiración para cobrar sus derechos, asaltaron los montículos de mi mente, me abofetearon hasta hacerme escribir aquello que tu dices que dije, y ni siquiera me acuerdo.
Nadie quien con su mirada, su pincel o su canción se recree en una flor, o absorba su perfume, podrá decir que es suyo el rocío, la lluvia, el aire, o la blancura de esta cesta de manzanas.
En primer lugar gracias por tu generosidad en el comentario a "Mis ojos".
ResponderEliminarLo de copiar está muy feo, delinquir sólo con palabras es delito, un delito, muy feo.
Recuerda Rosa Cáceres viene a Murcia el 9 de noviembre al Gaya.
Besicos.
Un placer visitarte siempre...y acuérdate de lo que te dice Cabopá, que es un ángel por extender la noticia: el 9 estoy en Murcia.
ResponderEliminarY además me debes foto leyendo un libro mío.
Un abrazo