lunes, 12 de septiembre de 2011

La espera



Creo que fue Celine quien dijo que en la espera ya estaba la fiesta. ¿Y por qué no detenerse en el deseo eterno, sin ansias, ni premuras? No tengas la menor prisa en tu viaje.

Vivir y esperar. No importa qué. Es lo mismo. La vida es una piedra astillosa a la espera de una noche de juerga en el camino.

¡No vengas, Ulises! Que tu camino sea largo. Prefiero esperarte mil años, que no aburrirme, y cansarme de ti en un día.

Una eterna espera logra convertir, Penélope, en infinito tu deseo. ¿Quién habló de la esperanza vana, de un sueño sin cuerpo, de unas manos vacías, sin la rueca de los días? La espera son tus manos de verdes añoranzas, de nostalgias rejuvenecidas. Ausentes, sí; pero nunca marchitas; siempre deseosas.

Una ilusión nunca fenece; sus hojas: siempre vivas. Las semillas de la ilusión son más gratificantes que el sazonado fruto de la cosecha. Al fiero Posidón no encontrarás, a no ser que lo lleves ya en tu alma .

Tras un sueño: otro sueño; y otro tras otro; pero, tras la llegada de Ulises: otra escapada, otra huida: la frustración, el espejismo, otras sirenas, un mar sin agua.


Cfr. Ítaca. Kaváfis


1 comentario:

  1. "Detenerse en el deseo eterno sin ansias ni premuras". Una expresión, sin duda, muy atinada, que recoge una asunción muy libre de la existencia. Me hace recordar otra expresión, en este caso de Picasso, en la que se recoge también la esencia del deseo: Yo no busco, encuentro. Esta última, tan manida, tan usada y pervertida por los publicistas, precisamente para saciar ilusoriamente, para ahogar con objetos la falta que instaura al deseo y lo hace eterno.Un fuerte abrazo. Miguel Ángel de Liter-a-tulia

    ResponderEliminar