domingo, 1 de mayo de 2011
Primero de Mayo 2011
Ese duro zarpazo que te quitó de raíz lo que dentro de ti llevaste durante casi toda una vida. Un aborto sindical. Y te quedas noqueado sin saber si eres tú quien por tus ojos extrañados ves salir de tu vientre los restos desentrañados de tu conciencia de clase.
Algo parecido a la orfandad sentida por el hijo a quien le dicen que su verdadera madre, en lugar de ser aquella mujer tierna y solidaria, combativa y generosa, es una mole inmensa de carne humana sin ojos que se arrodilla y arrastra en las puertas de un cajero automático; y allí ella, madrastra y nodriza falsa, te adopta a la espera de que la máquina tragaperras te escupa a la cara un billete de quinientos euros por el que has de pagar de intereses los dos ojo de la cara.
Y quisieras como Mahler que hoy la tristeza fuera tu mayor consuelo para que de la nostalgía militante brotaran broches de igualdad y de justicia. Pero tu no eres compositor ni poeta para sublimar ni crear las esencias de las cosas. Tan sólo un melancólico güero, un hebén como aquellos que Francisco de Quevedo criticaba en El buscón y a buen vivir se recogieron.
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Sabes Juan,
ResponderEliminarAntes iba a todas, ahora me voy a descansar...
Besicos.
No me he olvidado de lo hablado, pero nadie ha vuelto ha mencionarlo
No debo tener mucho poder de convocatoria...