¡Parte-te contra a parede(F. Pessoa)
coraçâo que ninguem quer!
Alma con fome e com sede
só do que nâo pode haver
¿O que te ha de succeder?
Al rayar el alba, cansado de no dormir, Mendacio encendía la tele. Le daba al botón del teletexto y buscaba el horóscopo del día. Ya ni del mundo, ni de él mismo, esperaba nada. Nadie a su alrededor en quien confiar. Y cuando a uno le fallan las personas, la perra, las quinielas, el trabajo, la mujer, le va mal todo..., se arroja en los brazos de las piedras, por ver si éstas pudieran con su roce pulirle la desgana, levantarle el ánimo. Mendacio nada más levantarse se dirigía como un autómata a la salita, y allí sobre el cristal embustero de la pantalla echaba las redes de su desesperanza, al tiempo que decía:
¡Miénteme, querido oráculo, como tu sólo sabes hacerlo!Para seguir viviendo todo el mundo necesita alimentarse de algo ¿La autoestima? Ella podría haber sido el remedio. Pero la autoestima no nace de dentro, sino que desde pequeños nos viene añadida. Si no eres reconocido, considerado desde fuera, no hay regeneración posible. Somos como los demás nos desprecian. Y como nadie creía en Mendacio Sánchez, para este hombre todo era una mierda. Y él para los otros, no sólo no existía (ello hubiese bastado), sino que los demás de él huían, o más bien, o mejor, o lo que es peor, lo rechazaban.
Y acudía fervoroso ante el altar del horóscopo como quien acude solícito al garito de un prestamista, sabiendo que allí no le darán nada por nada, tan sólo cuatro perras que se le deshacían nada más tocarlas con sus manos indolentes y frías. Pero a él ¿qué remedio le quedaba? Si no podía vivir de su autovalía..., pues ¡viviría de la mentira! Y así como hay quienes viven de las babas de su egoísmo flatulento, Mendacio Sánchez vivía de la esperanza vana, de las infusiones de mentiras, de los zumos de autoengaños consentidos con los que se desayunaba todas las mañanas.
Enternecedora la foto, y gran texto. Todos cada día debemos buscar razones para seguir adelante.
ResponderEliminarUn saludo.
Este es un gran texto amigo, y da para más de media docena de reflexiones, y una que me viene de bote pronto me dice que, el amigo de Blao no cayó en la baba pringosa del que regala su libertad y criterio propio por mirarse en los ojos de la mediocridad, hasta sentir alivio. Él se autoengaña ¿pero no será mejor que dejarse engañar engañando? Y abrazos
ResponderEliminarTe superas a cada texto que escribes, ese Mendacio, mendaz como el solo, vivía de la consoladora mendacidad del horóscopo...¡ay! a algo hay que agarrarse .
ResponderEliminarUn saludo