viernes, 10 de diciembre de 2010

Escribir derecho

Aparco las faenas de la huerta. Las últimas lluvias enlagunaron surcos y caballones. Imposible dar un palo a los lomos del agua. Dejo la azada; y junto a la chimenea encendida entreleo el discurso de Vargas Llosa en la Academia sueca. Y paso por alto sus veleidades en defensa de una democracia liberal siempre por discutir y aclarar. Sobre todo ahora que la libertad de expresión en la persona de Assange, encarcelada está allá en Londres precisamente la cuna del parlamentarismo por antonomasia.

Tampoco me detengo en las impudorosas descalificaciones del escritor emérito contra todo tipo de colectivización y socialismos. En este momento una lluvia suave, que sobre mojado, amalgama y unifica los terrones de un bancal agrietado, me impide entrar en desavenencias inoportunas. Y así, al margen de otras manipulaciones, de la orientación política de Mario, de otros intereses espúreos de los que es imposible abstraerse, (él tampoco lo consigue: todos somos partidarios) mi atención se detiene sólo en aquellos pensamientos estrictamente literarios, si es que los hubiera, cosa que me cuesta trabajo admitir, y más ahora cuando veo que la lluvia acristala el pedregal de la tierra:
La literatura tiende puentes entre gentes distintas, nos hace gozar, sufrir o sorprendernos, nos une sin tener en cuenta lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios.

Las palabras son actos: una novela, una obra de teatro, un ensayo pueden cambiar el curso de la historia. Las mentiras de la Literatura humanizan la vida con sus fábulas verdaderas.

Escribir es crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, un desagravio de los reveses y frustraciones que nos infringe la vida; vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero.

La invención nos permite vivir las muchas vidas que quisiéramos cuando apenas disponemos de una sola.

Escribir es resistir la adversidad, protestar, escapar de lo intolerable, una razón, una manera de vivir, la tabla de salvación que lleva al náufrago a la playa. La lectura convierte el sueño en vida y la vida en sueño.

Un mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales, un mundo de autómatas. La literatura nos permite salir de nosotros mismos y mudarnos en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños.

Escribir es pasión, vicio y maravilla. Es un lujo solipsista capaz de convertir en posible lo imposible.
Dejo el Discurso de los Estocolmos incólumes junto a las tenaza y el porrón. Y miro como las brasas convierten en carbón las carrascas del fuego.

2 comentarios:

  1. "Y paso por alto sus veleidades en defensa de una democracia liberal siempre por discutir y aclarar." Está muy bueno eso, Juan. A ver si nos dejan aclarar, (alguna vez), aunque haya que discutir, y mucho. En cuanto a que la libertad de expresión, en la persona de Assange, está encarcelada, tengo mis dudas. No me gustaron nunca los chismes, y mucho menos cuando se publican en la gacetilla del desacreditado. La libertad de expresión siempre tuvo ideas e ilusión en alcanzarlas. La libertad de expresión es buena cosa. A ver si con todo este sarao, no nos la limitan, y nos dejan seguir interactuando libremente, en esta red de redes ¡Por la libertad y la palabra!

    Abrazos

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  2. Ayer leía en un blog de literatura que, "escribir es un oficio muy bello". Escribes porque algo te emociona y quieres compartir esa emoción...
    Las palabras que tienen ese "no sé qué" de los placeres hermosos de la vida. Pero a ver si nos dejan seguir expresando libremente, como dice Maravillas, por la libertad y la palabra...
    Un abrazo.

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