En mi anterior entrada http://blao-blao.blogspot.com/2010/09/abrazando-la-nada.html dije que Dios, a pesar de su necesidad intrínseca y subjetiva, (experimentada en mis años de infancia, y aún hoy añorada), era imposible.
Y allí mismo me complacía en aquella seguridad límbica en la que la esfinge divina resolvía cualquier paradigma que osara nublar las certezas a priori de aquel tiempo esperanzador, y hoy para mi, más realista y objetivo, mutatis mutandi.
Y esta tarde de nubes compactas que prometen lluvia y me siento alegre, precisamente leo en la prensa que Stephen Hawking, el célebre astrofísico británico, descarta a Dios como creador del Universo. "El origen del mundo, fue consecuencia inevitable de las leyes de la física" dice textualmente en su nuevo libro The Grand Design. Y añade el autor de Agujeros negros y pequeños universos y otros ensayos que hoy la comunidad científica está próxima a elaborar la llamada teoría M, un marco capaz de explicar las leyes de la naturaleza.
Lo que yo ya no sé, es si una teoría, por muy global y comprobada que sea, puede decirme por qué hoy siento en azul y mañana en verde. Las leyes del corazón, como los caminos de Dios, son inescrutables.
¡Hola, Azulada! Qué alegría recibir servida a la mesa de lectura esta reflexión tuya sobre el origen de la vida. Y una vez que se descarta a Dios, ya sólo queda que alguien se suba al olimpo divino para convertirse en el propio Dios. Me recuerda esta reflexión tuya a una obra de teatro de Gala: "el cementerio de los pájaros", que venía a decir: a Rey muerto, Rey puesto. Lo bueno, o lo malo, (nunca se sabe...) es que es mucho más complicado y a la vez sencillo ¡qué galimatías! Y UN GRAN Y FUERTE ABRAZO.
ResponderEliminarAlicia (maravillas)