jueves, 13 de mayo de 2010

Paraísos perdidos

"... los únicos paraísos son los que hemos perdido..."
Albert Camus


Cuando te fuiste te busqué en ti misma, en el fondo del río, en el monte, en el armario donde aún guardo un tallo verde de tu pelo negro. Y sólo pude hallarte en el paraíso perdido de tu recuerdo eterno.

Tu recuerdo, la única propiedad que conservo en estado puro. "The breath of eternity on your lips". Los días, la primavera, la niñez y las sombras alargadas de la tarde se fueron contigo "¡Juventud nunca vivida / quién te volverá a soñar!" (Machado). Se evaporó la lluvia aquella de nuestra juventud agazapada bajo el tablado de la música. Y tu olor, y el parpadeo de tus labios en mis orejas, retozonas como gorriones en celo, también se fueron. Y tu amor, mi paraíso.

Mis dedos, a pesar de llevarte también el piano de tu carne, el respirar de las flores y las partituras del lenguaje de los pájaros, aún conservan intacta la memoria de tu melodía. Y mis manos aún teclean en el aire la canción de Springsteen. Your smell lingers in the air. Cuanto más viejas y asermentadas son las falanges de mis articulaciones quebradas por los años sin días, sin luna, más real y vivo es el recuerdo de tu piel y tu caricia sobre mi nuca doblada y coja.

Si me dieran a elegir entre tu recuerdo eterno y aquella sensación caliente, (ahora distante y fría), de mi dedos en tus hendiduras sagradas, escogería el recuerdo que guardo intacto de aquel tu quejido infinito que rompió el tímpano del placer de mis sentidos.

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