domingo, 25 de octubre de 2009

Juego sucio



Y Dios era el silencio, el silencio callado de las piedras. El silencio burócratico de los bancos que, después de ser inyectados por la crisis con dinero público, niegan créditos y avales a los desalojados. El silencio a voces en un hospital de urgencias al que un marido lleva a su esposa por unos dolores repentinos del costado. El silencio del Estado cómplice que no saca tarjeta roja a las entidades financieras.

Despreocupado o por vergüenza, mientras la mujer está dentro en la consulta, el hombre espera fuera en la sala donde otros familiares y algún celador desocupado ven el partido entre el Atlético y el Mallorca.

Y Dios sigue mudo como el árbitro que se hace el sueco (perdón por el gentilicio) ; y no pita el offside de un delantero que se come, como quien dice, al pobre del portero sobre el que caen todos los desaguisados del juego sucio.

Nota: (Nombre y apellidos de la crisis). El delantero, por citar a alguien en representación de otros de igual calaña, se llama José Ignacio Goirigolzarri, ex consejero delegado del BBVA y jubilado con una pensión de 50 millones de euros y con un sueldo anual de tres millones anuales. Del portero goleado sólo sabemos que es un insolvente , tiene a su mujer grave en el quirófano, y es uno de tantos, que después de haber conseguido una vivienda protegida tiene que renunciar a ella porque el banco Bilbao Vizcaya le niega el préstamo hipotecario.

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