sábado, 20 de junio de 2009

Malévolo


No es de extrañar. ¿O sí? Y que del innumerable elenco de calificativos que conforman nuestro vocabulario sea precisamente la palabra “malévolo” la elegida por los internautas como la favorita en una feliz iniciativa del Instituto Cervantes para celebrar el día de nuestro idioma.

Una vez más el desfase entre materia y forma, ética y conducta, hipocresía y doctrina llevado al mundo de la palabras. Y así vitoreamos y reelegimos como alcaldes a políticos condenados corruptos por la justicia. Morbo electoral. Y votamos palabras que traicionan y mienten, que hablan lo contrario que dicen y presumen. Como esos hermosos escarabajos orientales, por fuera tan hermosos y por dentro venenosos. Muy bellos para ser malvados.

Termómetro anímico. Y en momentos de crisis expulsamos por la boca nuestros diablos y fogamos. Y disfrutamos de la extraña ambigüedad, ese gusto apetecible y transgresor por palabras que suenan a gloria pero que apestan a azufre.

Pero mejor quisiera creer que al margen de su significado etimológico, persona malintencionada y que “quiere el mal”, la razón por la que esta palabra sea preferida entre otras muchas de mejor calaña, como "añoranza" o "albricias", tal vez haya sido su cantarino acento, su melosa pronunciación que sabe a tango apretao.

1 comentario:

  1. ¿Y te extraña, Blao, que sea esa...? Al final, es el lenguaje el que desmaquilla tanta hipocresía ¿Qué tal la palabra respeto? Respeto al pensamiento, a la palabra dada, a los sentimientos, a la amistad, respeto a la vida... Pero en un mundo en el que sólo se miden resultados, sin medir esfuerzos, y hasta se burlan de quien tuvo más mérito en ser derrotada que otras en salir victoriosas ¡Asombrada y perpleja sigo, Blao!

    Alicia (maravillas)

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