jueves, 7 de mayo de 2009

Te amo tanto




Vivía de conceptos como quien vive acompañado de su gato, o de las semillas de calabaza que plantó en abril. No había día que pasara sin que el hombre fuera al vivero donde contemplaba cómo la tierra, el agua y la basura hacía crecer a las plantas. Y esperaba ver luego en el descampado esa flor amarilla que se parecerá al sol. ¿Quién no siente envidia y trata de emular a quien le da la vida y quiere ser eterno en cada instante?

Y de la misma manera que de un absoluto nace una esperanza, luego con la carne de sus calabazas el hombre cocinará un buen potaje de judías. Puestos a creer ¿qué diferencia hay entre creer en Dios y ser un rematado forofo del Barsa?

El hombre para sobrevivir de su mediocridad necesitaba agarrarse a una fe. Y eligió el misterio de la belleza, la armonía del arte, la calma del amanecer. El creía, esperaba que estas sublimidades, sus conceptos, la poesía, le ayudarían a salir de su monotonía, le librarían de la muerte, trascendería.

Y cuando en esas estaba vino César Vallejo y le dijo:
“¡No mueras, te amo tanto¡
Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo.”

1 comentario:

  1. ¡Hola, Juan!

    El agua, la tierra y la basura hacen crecer las rosas. Pero esas no son las flores amarillas de tu texto que adornan la nutritiva calabaza. El hombre necesita agarrarse; sí, aunque sea a un cabo suelto, pero aquel que elige la armonía y la belleza de un sencillo amanecer, Juan, conoce el misterio del amor y de la vida. Trascender esa vida significa algo más que sobrevivir. La poesía es árbol, aire y luz comprimida. Pocas personas la entienden y muchas la imitan.

    En unos días marcho de nuevo de viaje. Tardaré en visitarte de nuevo. Sigue escribiendo, Blao.

    Un abrazo de tu amiga maravillas

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