
“Si oyera cantar un día a los que no han cantado”
Antonio Gamoneda
Y aquel zapatazo de Nikita en la Onu traspasó el tiempo. Y hoy, al saber de una sanción a un sindicalista por lanzar un zapato al aire en una manifestación contra el paro, me golpea la cabeza. Y me escandalizo de la ceguera de quienes no saben, no quieren oír lo que dice un gesto. Y es más mienten cuando dicen que José Martinez Coy alteró el orden y la seguridad ciudadana. Y quieren acallar la protesta de ciento veinte mil parados de nuestra región con una multa de hasta treinta mil euros.
¿Qué hace un maestro al ver que los alumnos aburridos pasan de sus palabras? Recurre a los centros de interés para despertar la llama de su aprendizaje. ¿Que hace un parado cuando no le escuchan, o el protocolo de una democracia congela su instintiva reivindicación? Se sube a una grúa, se declara en huelga de hambre, se queda en cueros, se viste de caparucita, o se pone a gritar a los cuatro vientos para poder alimentar a su familia. Cuando a la palabra se le cierra la boca, ésta recurre al ingenio, enarbola un símbolo, se desboca, se descalza.
¡Ojalá el zapato de este hombre, miembro del Foro Social de Murcia, en lugar de haber sido arrojado sobre el sordo cemento de la Delegación del Gobierno, ese patio enlosado de expedientes y procedimientos administrativos, hubiera mejor caído sobre las entendederas de quienes nos gobiernan!
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