
Algo así como un embarazo psicológico. El sexo es como un falso engendro, un preñado simulado. Y cansado y sin ganas ya de copular, dijiste:
“¿Cuándo otra vez, oh ninfa de amor escondida, se levantará mi miembro erguido, surtidor y bandera de espermas al cielo desplegado?”Y ahora que ya tu carne es toda una arruga, pasa consumida, un surco deshidratado, intuyes que lo que escondías tras tu juventud gozosa e ida, era lo mismo que hoy no iza el vuelo. Y lo que ahora escondes en las paleras de este ajado cuerpo, es lo mismo, la misma tristeza que ayer tras el orgasmo nunca conseguías.
“Envejecemos sólo externamente -te dije- para consolarte”.Y aquella mandíbula tirante y musculosa, apetecible quijada, cuajada de ayer, es el mismo hueso flácido de hoy que sujeta y subyuga tu ilusión escondida entre las glándulas y hendiduras de tu hierro doblado, arado desportillado y decrépito. Y aquel sexo que levantó de éxtasis y paroxismos el pabellón de tu egoísmo antaño, no fue nada, como tampoco lo es hoy esta ilusión que ni te pone, ni te llega.
Pues siempre tras tu deseo de carne o de otra cosa, ojalá no haya más vanas esperanzas.
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