martes, 13 de enero de 2009

Deus absconditus



“Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.“
Lo Fatal (Rubén Darío)


Yo pondría Ingenio, Belleza, Simplicidad, Creación y Bondad... donde vosotros entronizáis o claváis (para el caso es lo mismo) a vuestro Señor el Altísimo. Y así él nunca más será piedra de escándalo, pretexto ni disputa entre gentiles y judíos. Y todos olearíamos por igual el perfume de la rosa. Que Dios, si existe, es esa silla vacía, "nichts", esa barca sin nadie en medio de un mar en calma. Como la nada, predicado universal de todo.

Nuestros instintos machacados por la fábula del pecado original, (una cultura más entre galaxias de civilizaciones acumuladas) la represión, o como llamemos a esa impotencia moral que nos hace soñar por encima de nuestras posibilidades quieren encontrar su satisfacción en la fantasía. Y es así como construimos y sublimamos una nueva realidad sustituta y camuflada.

A base de querer demostrar la existencia de Dios lo único que hacemos es sepultarlo aún más en la cripta, en su burbuja acristalada de azuladerías y ángeles, entre jeroglíficos y abstracciones escolásticas o tomistas. “Mata a Buda y a los patriarcas si te los encuentras” dice el proverbio. O como dice Woody Allen: "lo que más me revienta de los ateos es que se tiran toda la vida hablando de Dios".

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