
Y ese rostro del llanto eternamente dolido y querido de Marinlyn en medio de un caos imperialista de guerras y tropelías, tal vez con la llegada del grito "Yes, we can" de Obama por fin se acabara. Y que nuestra alegría traspase el símbolo, la sublimación y el mito.
Y el “Cambio”, esa abstracta metáfora de la felicidad secuestrada deje de ser falsa moneda entre bolicheros y tahures. Porque entre Eros y Zánatos anda el juego de la vida. Y yo ya no sé si lo malo o lo bueno de este juego sólo es eso, un juego, mera fotografía, imagen siempre a medias, ausente y lejana de nuestra realidad añorada.
“La luz se iba. Marilyn parecía esfumarse con ella, mezclarse con el cielo y las nubes, disolverse a lo lejos. Quería elevar mi voz sobre los chillidos de las gaviotas y llamarla para que volviese: ¡Marilyn!”(Música para camaleones. Del libro de Truman Capote)