viernes, 5 de septiembre de 2008

Quod natura



El anuncio de las oficinas del paro lo dejaba bien claro:
"La asignatura de Dibujo en Movimiento de la Facultad de Bellas Artes precisa modelos para posar en clase.”
Pixel estaba harto de que en casa se metieran con él por estar todo el día cliqueando videojuegos y comecocos frente al ordenador. Ya no más madre le diría:
“Hijo, parece como si tuvieras la carne de plasma, por tus venas corren los megabytes a porrillos”.
Y el muchacho que no aprobó la secundaria, ahora sí tendrá la oportunidad de ir a la Universidad y codearse con lo más florido del mundillo de las artes. Además según la nota no está mal: 35 euros la hora por unas 400 sesiones suman la friolera de casi 15.000 euros tan sólo por lucir las cachas.

Pero no se debe vender la piel antes de cazar al oso. Y llegó el día de la selección. La cola de los aspirantes dan más de tres vueltas al pabellón del campus universitario. A última hora de la tarde por fin le toca el turno al muchacho de la carne de megabyte. Los seis ojos del tribunal, cazador que despelleja a conejo recién cazado, desnudan de arriba abajo al confiado muchacho. Y el decano presidente, luego de quitarse las gafas ahumadas y tachar una casilla en rojo, le dice con gesto desaprobatorio a Pixel:
“Quod natura non dat Salmántica non praestat.”

1 comentario:

  1. jaja.
    Si la naturaleza no te da, difícil lo tienes para que alguien te lo preste. Si, señor.
    Me gustó mucho tu relato Juan. Los nombres y adjetivos a la sangre que corría por sus venas estuvo muy acertado y simpático.
    Te felicito.
    Besos.

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