viernes, 22 de agosto de 2008

Escribir en vano


Hoy escribo para apagar el fuego del aeropuerto, para comprender el trágico accidente del vuelo de Spanair con 153 muertos calcinados. Escribo para tratar de consolar a una humanidad desolada, para desvelar las contradicciones en las que nos debatimos divididos entre la alegría de no estar muerto y el llanto por aquellos que se han quemado vivos en la T-4.

Escribo para comprender el sentido ambiguo de la vida y el sinsentido infausto de la muerte. Y no puedo.

Hoy quisiera escribir para no dejar que este “presente” con sabor a tomillo y verdolaga, tórtolas y chicharras, humedad en el cielo, nubes que presagian agua, se me escape de las manos, pero me da vergüenza en medio de tanto dolor ajeno y fatalidad enfurecida.

Elegía y canto, tragedia y vida, amor y odio, poesía y lágrimas, siempre a medio camino entre la locura y la cordura, la tortura y la ternura y la desgracia injusta de los que sufren sin motivo. Escribo para no morir, para esquivar el estoque de la muerte, para recordar y reanimar a los que mueren, para recuperar el feliz pasado, detener la guadaña del tiempo, para quitarle las espinas a la flor del día. Escribo para librar de las llamas a los que ayer perecieron en Barajas. Y no puedo.

Hoy mi escribir ha sido en vano.

1 comentario:

  1. Tu escribir es un clamor a la muerte y la vida, a la sutil línea que separa la primera de la segunda.
    Yo me quedé enmudecida cuando supe la noticia. El destino de los pasajeros era mi isla y muchos eran de aqui. El hecho de ser isleña te lleva a retener en tu memoria a muchas personas, muchos isleños (demasiados) no regresaron a su tierra. Y otros por desgracia no llegaron a su destino para las vacaciones.
    La tragedia teñida de humo y la guadaña que se lleva tantas almas juntas.
    Dolor. Eso siento, dolor.

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