Y cuando el hortelano continúa oyendo lo que el comendador dice que lo que toca en este momento, antes de que llegue la primavera, es acabar de un plumazo con la guerra acumulando tanques en el frente de combate, el hortelano dice al comendador: Como comendador de Europa serás la repera, pero como poeta eres muy malo.
Otra poesía es posible: decir lo que no se dice, desenmascarar el lenguaje oficial. Imaginar otra posibilidad. O como dijo aquel otro: hacer de esta tierra un lugar gozoso, donde el deseo convierta en realidad la fantasía.
El hortelano teme por el árbol. Se dirige a toda prisa al huerto para poner a recaudo las flores de su almendro, la primavera. Y dice para sus adentros: Estos políticos de hoy son capaces de llevar la contraria, no sólo a la naturaleza, sino también a aquel poeta que nos prometió salvar la primavera de las inclemencias del tiempo.
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