domingo, 28 de febrero de 2021

Justicia de puñetas y de apaños

 


¿Martes o miércoles? ¡Qué más da un día u otro, si esta senda o aquel retoño todos van a dar a la irremediable charca de la fatalidad de una justicia domesticada donde venados, ratas y jaguares son los amos del corral!

Un niño ayer, hoy en prisión. Desde que su vecino, un viejo cascarrabias con bigote a lo húsar, le quitara su balón en una tarde de amaneceres interminables, desconfía de todo el mundo. Se hizo malo.

Un juez mira su agenda. Hoy verá si concede el tercer grado penitenciario a un niño ayer, hoy recluso. Este juez es un borde. No cree en la rehabilitación social. Según él, los ladrones siempre vuelven al lugar del hurto. Actuará por tanto en contra del informe favorable de la Junta de Vigilancia de un permiso de salida de tres días a favor del interno niño-de-ayer-hoy-sin alas, con pena privativa de libertad por haber chamuscado los cojones a su vecino del cuarto. El juez pone en orden los papeles de la propuesta elaborada por el equipo directivo de la cárcel, sin siquiera leerlos. Los mete en su cartera con esa seguridad de quien desde su balanza institucionalizada se erige en la verdad absoluta del sistema. El género humano, para este togado hobbiano, es malo por naturaleza, salvo aquellos que fueron ungidos por la dinastía, el poder o el dinero. Este juez, condenando a todo el mundo, se cree el salvador de la humanidad.

Nada más salir de su casa, el magistrado se tropieza con una pareja y un niño. Tan feliz y desenvuelta esta joven familia deambula por la calle, que en lugar de ser martes o miércoles, para ellos parece ser domingo de un sol radiante. La pelota del pequeño se estrella contra el portafolio de tan distinguido juez. El juez con toda la mala leche de un amargado antológico coge la pelota y la lanza al interior de un terreno en obras. Hoy no es sábado ni jueves. Tampoco domingo para un niño que se ha quedado sin su sueño.

Hoy es un mal día con muchas erres en su faltriquera. La historia se repite. Pero no de la misma manera para Un-Dargarín, Un-Bárcenas, Un Rato o Un Emérito a buen recaudo. Todo legal y muy bien construido. Un desajustado poema. Esta retórica caterva de ripios libres, este fin de semana dormirán fuera de su celda, por haber colaborado con una justicia partidista, de puñetas y de apaños.

Y el niño de ayer, hoy mayor, desde el talego determinista de su pobre condición, entonará un poema concatenado de Gabriela Mistral que su maestra de párvulos le enseñara una dulce mañana de recreos infantiles:
Una rata corrió a un venado
y los venados al jaguar,
y los jaguares a los búfalos,
y los búfalos al mar…




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