¡Divertíos!

"Ya que el tonto ese de Hessel ha publicado ¡Indignaos!, un insulto a la inteligencia donde no dice nada, y además el tío se está forrando, yo estoy a punto de escribir dos libros iguales de 28 páginas que se llamarán: ¡Resignados¡ y ¡Divertidos!

(Sánchez Dragó)

Este hombre sacude la estera de su indecencia respaldado en su creencia de que escribir es maldecir, insultar a Stéphane Hessel, un hombre de 93 años que ha sido capaz de entusiasmar a multitudes, de repolitizar la política, de abrir los ojos a centenares de miles de jóvenes de todo el mundo. Las declaraciones de Sánchez Dragó más parecen las batallitas de un viejo verde enrocado en su impotencia.

Es cierto que la vida es fruto del placer, dos células bailando al ritmo alegre del sexo; pero de ahí a mantener relaciones sexuales con dos jóvenes japonesas de 13 años, o a perder la cordura y tachar de imbécil a un luchador de los derechos humanos es todo un despropósito que no tiene justificación alguna.

Y su soflama libidinosa sólo se entiende desde la veleidad, la provocación; y es completamente inoportuna. Con lo que está cayendo, decir a los sin trabajo, a los congelados, a los hipotecados, a los desahuciados, a los recortados... ¡divertíos, resignaos! es una injuria, un sarcasmo que no tiene cabida ni como recurso literario.