jueves, 29 de abril de 2010

II.- Sobre "El guardián entre el centeno"

Tras la cara encrespada, el gesto huraño, las arcas destempladas de su porte arisco guarda Holden o Salinger (para mi son la misma persona) una noble infancia solapada.

A Holden no le caen bien los tipos monotemáticos. Los que no divagan ni crean son unos aburridos, se enquistan como gusanos cebados y autistas, enganchados siempre a la misma música ratonera. Holden está harto. Odia a los taxistas, a los perfeccionistas, a los ascensores, a la prensa. Fobia social. Para Holden los demás son un plomo. ¿Se imaginan a alguien metiendo mano a una chica y contándoles un suicidio al mismo tiempo? Todo el mundo le cae mal. Salvo los niños, los niños con su sinceridad, con su lógica desconcertada y aplastante.

Si pudiera viviría lejos, apartado. Y sólo recibiría a los que con sinceridad a él vinieran. Les pondría una condición. No hacer nada que no fuera sincero. Le cansan los viejos con sus consejos e historias, los padres ogros, las madres hámster, los domingos. En cambio los energúmenos le son simpáticos; la gente guapa, le repele; le cautiva lo que a los otros espanta. Le revientan los llantos falsos, las risas ñoñas. Y es que, aunque quiera aparentar ser mayor, y se emborrache en la capilla del colegio para que no le pillen, a Holden lo único que le impone, que le salva es la espontaneidad sincera de los niños.
El crío era graciosísimo. Iba por la calzada en vez de por la acera... Tenía una voz muy bonita y cantaba porque le salía del alma. Los coches pasaban a toda velocidad.... y él seguía caminando ... cantando: "Si un cuerpo coge a otro cuerpo cuando va entre el centeno"... Aquel niño me hizo sentirme mejor. Se me fue toda la depresión."
A Holden lo que le hubiera gustado es ir por el mundo salvando vidas extravagantes, muchachos anónimos, raros, incomprendidos como aquel compañero suyo al que apenas conocía y que se tiró por la ventana antes de desdecirse de lo que no había dicho. Pero no puede. Siempre antes lo expulsan del colegio. Y aunque pudiera, por no faltar a su sinceridad, no lo haría, pues más buscaría el reconocimiento de los demás que salvar a sus defendidos.

¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad, si pudiera elegir? ¿Te acuerdas de esa canción que dice "si un cuerpo coge a otro cuerpo cuando va entre el centeno...? Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Están solos: Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan en él: Yo sería el guardián entre el centeno"


Mañana más...

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