jueves, 26 de noviembre de 2009

Espantajo


Si quieres dar a conocer tu nombre, un exabrupto, la mejor presentación. Si quieres que hablen de ti, habla tu mal de ellos. La rueda del mundo de tanto girar hacía la luz se olvidó del sur. Por cierto el orgasmo de las tinieblas es el mediodía. Y el insecto no busca el destello. La sombra es quien lo encandila. Contracorriente es el rumbo; la extravagancia, la norma; y la metáfora, una insidia.

El poeta tenía los ojos cóncavos. Todo lo que miraba distorsionado veía. La simetría rota en formas desproporcionadas, figuras alargadas, contrahechas, rechonchas, grotescas, estrafalarias. El antihéroe es la estrella. Los dioses llevan rabos y cuernos, y una cabeza de ajos debajo de la corona. Las hojas del laurel se la comió el burro de Goya. Lo absurdo se viste de gala, y engatusa al estilista con estilete prosaico que debe escribir mordaz, ofender y provocar si quiere que los demás le oigan.

Lo natural no es belleza. Harto está el poeta de los colores básicos y busca en la alcantarilla de su universo la sombra tergiversada con artificioso verbo. Ya no canta la bondad de los amores. Escandaliza, provoca y atrapa con acromática afasia el estaño de las aguas. El cloruro son sus versos ácidos; los madrigales de su música, arañazos; y el azul de su palabra, una argolla al cuello de una botella ahogada de ron en el vikipedia.

Es más famoso quien mata con una ballesta a su padre que la hija de la vecina que lleva lustros al cuidado de su madre inválida. Lo poético es escribir pohesía con hache muda, ser alcohólico, espantajo, pastillero, un bukowski, mujeriego y cascarrabias; caricaturizar es el método, la ironía. Despotricar (de potro) contra la corrupción para esconder la vileza, y firmar con mis heces este blog para que el lector se espante y así hasta mañana que vuelva a leerme.

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