sábado, 1 de agosto de 2009

Nuestra mejor carcelera


Desde mi pequeño palacete de cortinas de algodón y de cemento, de ventanas festoneadas de necesidades fingidas, no sé si es acertado decir que a la mayoría le importa un pimiento que el Diálogo Social entre la CEOE y los Sindicatos se haya ido al carajo. Con estos calores andamos preocupados más por el remojón y el condicionado. Mejor me equivoque.

Y el que los empresarios quieran cargarse la gallina de los huevos de oro, bajar hasta cinco puntos sus cotizaciones a la Seguridad Social, apropiarse injustamente el salario diferido, el ahorro de los trabajadores durante su penosa vida laboral, justificaría un levantamiento generalizado.

Pero el hombre/a es un ser alienado al que le han robado la conciencia. Según Marcuse existen dos clases de necesidades. Las reales y las ficticias. Las reales nacen de la propia naturaleza del individuo. En cambio las ficiticias nos son dictadas por la misma sociedad para su perpetuación y mejor manejo. Y así el ser humano es víctima del mayor expolio cometido: la usurpación de su conciencia. Y con este robo lo supérfluo vino a ser necesidad, y la necesidad, un cuento. Alienados. Y lo que en un principio, nuestra conciencia real, debía ser lima que serrara los barrotes de nuestro miedo y engaño, se ha convertido en nuestra mejor carcelera. Y el que da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con lo del remojón....¡Qué caló!
    Es la primera vez que veo escrito eso de hombre/hombra....¿no?...Ya lo decía Marcuse....un poco de humor para combatir la caló....Besicos desde la playica.

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