
La globalización es un dato revelador que nos muestra las múltiples conexiones entrelazadas de todo lo que nos circunda, incluido nosotros mismos. Omnia et unum. La solidaridad natural del planeta. Todas y cada una de las partes que componen la Tierra se aglutinan de manera íntima. Y gracias al mutuo y recíproco apoyo entre los diversos elementos que configuran el universo, la existencia es posible. Incluida la de los contrarios; por ejemplo: inocentes y culpables, ricos y pobres. Aquellos de estos se alimentan. Otro tema es la injusticia de este binomio antropofágico, pero eso es otra historia a no olvidar, y a debatir por supuesto.
Y cualquier especie sufre la extinción de aquella como propia, pues en ello nos va la vida. La animadversidad entre especies rivales cohesiona la existencia de ambas. "Anda y moverás tu corazón". "Respira y desarrollarás tu inteligencia". "Dime que comes y te diré quien eres". "De tanto acompañar al maestro acabó enseñando el burro". Todo tiene que ver con todo. Ya lo dijo Terencio, "homo sum, humani nihil a me alienum puto". Y aquel marido humillado que tras ser abandonado por su sufrida mujer, me dijo apenado: “Ya nunca más podré pelearme con ella”. Y es que hasta la convivencia bebe en el mismo porrón que la separación amarga.
A esta reflexión vengo esta mañana después de llevar mi perro al veterinario. Dos días llevaba el perro con convulsiones, vómitos y diarreas. Me seguía a todas partes con ojos de súplica, que lo socorriera lloraba. Yo no sabía que el perro había ingerido veneno de los que por aquí algún vecino coloca para ahuyentar a las comadrejas que vienen a chupar la sangre de sus gallinas.
Sin más dilatación pongo al perro en una manta y lo acomodo en el maletero del coche. Y al llegar a la clínica, cual no será mi sorpresa, que cuando abro el maletero veo al gato muy pegado al perro. Por lo visto, sin que yo me diera cuenta, el gato se subió también al coche. Se olió el final del perro y no quiso abandonar a quien se temía iba a morirse pronto. Luego sus ojos tristes me dijeron:
"¿Con quién saldré yo ahora a jugar al marro con las mariposas?"
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