
Leticia iba por el paseo con su sonrisa ancha. Lucía su alegría desde dentro, espontánea y generosa como el sol que ofrece su resplandor hasta a las ratas.
Y de un tirón unos desaprensivos la forzaron, le quitaron la sonrisa. Del susto los labios de la muchacha quedaron apretados para siempre y un rictus amargo le cubrió el cuerpo, sus carnes: un sarcófago sellado. La tristeza también le azotó la vista y a partir de entonces sus ojos quedaron tristes, enrabietados como la mirada apagada de aquel dios del olimpo a quien Prometeo le arrebatara el fuego.
Los ladrones a lo lejos se reían con la risa de Leticia que ya no cantaba fandangos ni bulerías. La risa de la muchacha en boca de los ladrones sonaba a carcajadas mojadas, martinetes en la trena.
Hasta que un día la entristecida muchacha encontró su sonrisa tirada en la papelera de una comisaría. Pero ya entonces su alegría ni Zeus la resucitara.
Sin duda Juan, es una historia que denuncia la torpeza del sistema de "justicia" pero tambien expone en manera figurativa el robo o el ultraje mayor: transformaron una risa plena en una risa de miseria...doloroso pero muy bien expuesto.
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