lunes, 30 de junio de 2008

No es la piedad

No es la piedad, ni siquiera es compasión lo que me hace gritar esta noche en que España ha ganado la copa de Europa que lo ocurrido el viernes pasado en Torre Pacheco (Murcia) no tiene nombre ni precedentes. Es mi pertenencia a la especie humana la que me hace gritar que este atropello es propio de los años más inquisitoriales de la Edad Media. El que 125 policías durante más de cuatro horas acordonen un pueblo para dar caza como si fuesen animales a 500 personas con pinta de extranjeros es lo más parecido a una purga fascista y dictatorial. El que sin ningún requisito judicial se les sacara de los bares, locutorios y hasta de la misma mezquita para recluirlos en plazas públicas es una persecución brutal que se parece a las redadas de la Alemania nazi. Manifestación xenofóbica del poder que no favorece a la cultura de la alianza de civilizaciones voceada por los padres de un falso modernismo muy en boga en nuestros días. No es la sensibilidad la que en esta noche de Colón y pólvora me hace gritar tras la victoria del Aragonés (leáse los Reyes Católicos) contra los de Alemania que el cambio de juego de España en política de inmigración es una violación de los derechos más elementales. Son las heridas de una humanidad acosada las que me hacen gritar de rabia. Al igual que como español me alegro de haber conseguido la copa de Europa, me avergüenza pertenecer a un país en el que sus autoridades dan vía libre a a estas intervenciones policiales de exterminio, criminalización y estigma.

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