sábado, 11 de julio de 2009

Efectos virtuales



No sé si para encubrir tu torpeza con el manejo del ordenador, o llevado por la sinceridad de tu rústica experiencia, o tal vez henchido de tu natural desenvoltura con la cosas de la huerta, me dijiste:
“Lo virtual se acaba en lo virtual.”
Y me diste la burla de un beso distanciado a través del cristal donde yo me retocaba de carmín los labios. El beso se quedó quieto, helado en el espejo como una nuez falluta que se cae del árbol aún sin madurar. Por supuesto no sentí la suavidad ardiente de tu boca, mas bien el frío respeto de quien asqueado se va muy lejos.

Yo te contradije:
“Pero la realidad es también virtual, al menos en sus efectos.”
No escuchaste o no entendiste lo que dije. Y seguiste con tu argumentación tozuda:
“Estás colgada de las musarañas de la red. ¡Al traste tu fotocomposición preciosa! ¡Y cual terrón de azúcar los pixeles cromáticos de tu hermosura que se pierdan en la sal de tu mar inaguantable.”
Luego yo hice añicos el espejo contra el suelo y tu te fuiste para siempre. Pero el crujido de la puerta y el de los cristales rotos aún resuenan virtuales tras siete años de vivir enamorados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario