Y al despertar de aquel sueño de acequias de plata y lunas, vio la sequedad agostada en el bancal de su casa. Se dio la vuelta en la cama. Y antes de volverse a dormir, le dijo a la mujer:
"No me despiertes, nena, que aún tengo que terminar de regar la alfalfa."
Hola Juan: Qué sorpresa tu entrada de hoy es la misma que el comentario que me has dejado en mi blog..gracias por visitarme, volveré otro día y leere más despacio. Muy buena foto de acequia o es un brazal..? Dónde, mira que ya quedan pocas...Besicos.
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