
Desde antes de la democracia, allá por su adolescencia, Germinal celebra siempre la fiesta del Trabajo. Año tras año acude a la manifestación del primero de Mayo. Y honra a los que murieron por la jornada de ocho horas. Y en este homenaje incluye a todos los militantes que dieron su vida por la emancipación de la Clase Obrera. Y por las grandes avenidas del mundo resopla “la potente fragua que al hombre libre ha de forjar”. El "arriba parias de la tierra” canta Germinal con esperanza.
Germinal ha participado en manifestaciones de todo tipo. Aquellas ilegales en las que acababa en comisaría. Saltos. Carreras. Botes de humo. Estas más festivas, en libertad, de exaltación sindical. Unas, rutinarias y de escasa asistencia; la justa: para cubrir la burocracia de su conciencia. Otras, para el relleno de hemerotecas oficiales, vanidades de la historia. Las hubieron domingueras en las que junto a camaradas viejos quemó nostalgias y luego con un trago de vino, brindis de victorias perdidas, reavivó nuevas batallas, utopías a la hoguera. En vísperas de elecciones: conyunturales algunas. Ojos oportunistas de candidatos ansiosos chupan cámara disfrazados de jornaleros. Las hubo también aburridas, discursos que nadie oía, globos sin aire que al subir un palmo se desinflaban, palomas heridas. Institucionales tan sólo. Y tan innecesarias a veces, ¡total, para nada! que hasta eludió su presencia.
Germinal este año horrible de crisis y pandemia no lo duda, levanta el puño. ¿Desde cuando el obrero con la oferta de su cuerpo a la baja, sin convenios, salarios congelados, cuatro millones de parados, expedientes de regulación a todo trapo, debe pagar los platos rotos por el patrón y la banca?
Y aquel antiguo sueño de que la revolución proletaria cambiará de base al mundo despierta por unas horas su militancia dormida.
¿Ingenuidad? ¿Insaciable sed de justicia? ¿Fundamentalismo obrero? ¿Religiones en desuso? ¿Solidaridad? ¡Quién sabe! Muchas preguntas para quien hoy asegurado tiene el sustento. Y Germinal se lo piensa dos veces. Le da vergüenza reivindicar por otros lo que él ya tiene. ¿Escapismo?
Hay un refrán que dice: ande yo caliente, ríase la gente. Pero hay otro que dice: cuando las barbas de tu vecino veas pelar... Y los que sobrevivimos no pensamos... ¡Para qué! Pensar está prohibido, da problemas, y nadie quiere enemigos: dame "pan" y llámame tonto ¿La solidaridad? Esa, precisamente, no se la van a poder comer, cuando vean sus "barbas" pelar. Y no es una cuestión de vergüenza tampoco, porque no la tienen. No es cuestión de militancia, sino de conciencia.
ResponderEliminarUn abrazo
maravillas