jueves, 17 de septiembre de 2009

Ejemplo militante




Desde hace ya un tiempo no me cae bien el término "militante". La etimología misma de la palabra me sienta como un tiro, me sabe a guerra. Prefiero su sinónimo: "compromiso", nombre, si cabe más aguerrido. Pero esta mañana al ver a estas mujeres que humildes enarbolan con dignidad su militancia, no me resisto a utilizar este vocablo como requiebro.

Y no es que la combatividad rebelde de la juventud se debilite, como tampoco se le apagó el coraje a estas mujeres de Coronil que el otro día se manifestaron por las calles de su pueblo contra la represión y la crisis. Las arrugas de la cara son su honra. Y su sensibilidad y arrojo es ahora más profundo, más sincero y previsor, menos visceral, más auténtico y hermoso que cuando eran casaderas.

No digo yo que la juventud no sea responsable, que lo es a su manera; pero estas mujeres jubiladas, son leales a su palabra. Ellas, a pesar de sus goteras, ya consiguieron su futuro. Y es de ahí de donde nace su solidaridad y entrega. No las llamo heroínas, porque se ofenderían. Ellas no buscaron salir en la foto como otros pops de la política. Ya alcanzaron su estrellato, la honestidad. Y lo que quieren hoy es tan sólo que sus nietos no paguen los platos rotos que con alevosía antes rompieron otros.

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