jueves, 23 de abril de 2009

Cenizas



No fui sorprendido precisamente por tu hermosura, ni siquiera por aquella solitaria oscuridad de tus ojos cerrados que cual cervatillo me miró en medio de aquella tarde de abril a solas.

Y cuando mis manos, entre las demás criaturas, abrazaron la simplicidad molecular de tu frágil cuerpo acurrucado, me dijiste sorprendido:
¿Por qué yo, un simple puñado de tierra sin atributos, trivial e insignificante apenas?
Y te dije:
Ni el valle en su espesura es lo que parece, ni tampoco el camino, esa senda ondulada de frondosos pinos escoltadas, si no fuera por cada uno de los diminutos elementos naturales que con su presencia oculta dan color, savia y perspectiva a la llanura entera.

¿Ves aquel complicado puzle ordenado del cuadro que parece la vida? Pues no hubiese florecido sin la anónima presencia de tu carbón de abonos escondidos. Que a ti te dieron a elegir entre la extravagancia acumulada de un montón de combinaciones y especies dadas y escogiste la fuente orgánica del humo aromatizado de tu pipa de utopías encendida.

Y dentro de tus posibilidades infinitas yo guardo la cosecha de un mundo imaginario en el brillo del vino sagrado que nos regalaste tras tu sepultura. Que entre la explosión escandalosa de una recolección exuberante comprada en una sucia plaza de abastos, prefiero tus honradas cenizas, madre y germen de tu casa a las afueras.

Si bien no pudiste vivir como quisiste, al menos que mueras como quieras: simple vuelo oscuro y ordinario de un puñado de cenizas que mañana serán sin duda sabroso jugo de mosto enamorado.

1 comentario:

  1. "jugo de mosto enamorado"

    Y me brotan esos versos que escribí, y publiqué en ese espacio, llamado página de los cuentos, hace algunos años:

    Me gusta ese silencio
    Del tiempo cuando pasa
    Del viento cuando abraza
    Las hojas y las ramas
    Del río cuando arrastra
    Rumores en su canto
    Del agua cuando envuelve
    La vida entre sus olas.

    Me gusta tu silencio
    Porque es luz y es aurora
    Y sueño cuando vibran
    Tus labios y tu risa
    Y tintinean palabras
    Como si fueran campanas
    ¡Alegres, llamadoras!
    Al gran jardín de versos
    Que en silencio florece.

    Texto agregado el 17-01-2006,

    Morir auténtico, sea la mejor muerte.
    Y un abrazo de maravillas.

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