domingo, 25 de enero de 2009

Bagatela



Hay cosas que sólo se pueden llevar a cabo desde una determinada postura. Por ejemplo, nadie se comerá un bocadillo de calamares, si previamente no abre la boca. O desde un particular enclave: si quieres nadar tendrás que hacerlo en el mar, en el río o en la piscina del vecino. Porque tú no tienes por supuesto. Y es que ciertas tareas precisan de una localización previa: si sales de tu casa, tendrá que estar primero en ella.

Es la ventaja que tiene el escribir que puedes hacerlo en cualquier sitio: dentro, fuera, aquí, allá, en el rincón más impensable, o si no que se lo digan a Cicerón que escribió sus Catilinarias en una letrina.

La escritura como el pensamiento es polifacética, ubicua y pluriforme. Se viste con cualquier atuendo o atisbo de idea, sea ésta oportuna o desvariada, o no lo sea. Que para escribir tampoco se necesita cabeza. Hay quienes garabatean con el culo. El escribir como el pensar puede hacerse en prono o en supino, en el metro, en el jardín, en la espera del podólogo y hasta en la puerta de una iglesia. Los falangistas por sus caídos embadurnaron las fachadas de los templos de flechas y oraciones hasta el campanario. A los del otro bando le dieron morcilla. Pero ese es otro cantar que ni tatarearse puede en cualquier foro.

¿Y a qué viene mi obsesión por el contexto localista del escritor omnipresente y contumaz? Sencillamente, lector que no tienes piscina, a ti me dirijo hoy en pleno invierno, y si me aciertas desde donde escribo bagatela tan carente de ingenio, te regalo la pluma.

1 comentario:

  1. Confieso que la bagatela no fue tal, sino un rompecabezas de media tarde que fui incapaz de resolver, y si lo hice me lo guardé por pudor.

    Gracias por merodear por mi rincón.
    Un abrazo
    Edu

    PD Esperaremos pacientes la respuesta.

    ResponderEliminar