miércoles, 2 de octubre de 2024

Yo seré tu sombra


Un hombre de espalda hundida y cabeza gacha camina por la acera de una calle de la ciudad vieja de Jerusalén. El hombre juega a reconocer por su silueta el origen de todas las sombras reflejadas en el suelo. En todo lo que encuentra a su paso, en las plataneras, en los barrotes de la verja del jardín municipal, en los obreros camino a su trabajo, en el mástil de las farolas, en los niños en dirección a la escuela…, en todo se ve a sí mismo reflejado.

Entre la variedad de las sombras con las que se cruza, se reconoce sobre todo en la imagen de Netanyahu de un cartel de propaganda.

El hombre se siente confundido y se defiende a sí mismo: 
Yo no soy tú. Mi sombra sólo se corresponde con mi cuerpo.

Un obús explosiona sobre la baldosa recién amanecida. El hombre cae abatido. Y antes de morir, dirige sus ojos al señor de la valla publicitaria para incriminarle:
Vayas donde vayas, yo seré tu sombra para el resto de tu vida, cual la marca de Caín en tu frente maldita.

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