abriéndose paso muda
teme acceder al enlace
de su amor pura y desnuda.
Se casarán en la altura:
al llegar el mediodía.
El sol lleno de bravura
le dirá: tú ya eres mía.
La suavidad que tenía,
la levedad en sus andares,
su dulce melancolía
se tornarán en pesares.
Rayos de sol a puñales
quebrantarán su belleza.
La flor del alba entre tales
fragores para sí reza:
Prefiero seguir siendo presa
entre la noche y el día,
muero cuando el sol me besa
¡qué triste es la vida mía!
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