lunes, 11 de agosto de 2008

Amada ausencia



Su ausencia llenaba la casa, la silla vacía, la cama entera, y mi cabeza de su deseo repleta. A todas horas pensaba en ella. Y si mi corazón aún latía, era ella desde la distancia quien pulsaba con su mando lejano el émbolo de mi correr enamorado.

Cuando volvió y la vi ocupar quieta su sillón de cuero rancio, ese espacio arrinconado y viejo, circunscrito sólo a su corporeidad visible frente a la ventana cerrada, me sentí desilusionado. Y ella tras la cortina corrida me sabió a manzana podrida. Nunca entendí por qué la ausencia de su amor era más viva y vigorosa que su real presencia de ahora, tan minimizada y distante.

Por eso cuando regresó, para tenerla más cerca, delante y viva, le dije:
¿Por qué no te vas, desapareces y me dejas?

1 comentario:

  1. ¡Vaya!
    Pocas cosas deben haber mas duras que notar la ausencia de alguien aun teniédola al lado.
    También me dejas pensando en eso de que...."no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos".

    Me quedo un rato....por aqui......navegando en tus letras...

    Un abrazo.

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