Sabedor de mi mal gusto plagiador e iconoclasta, tras la lectura hoy de un ilustrado Manifiesto:
No me mueve, Rajoy, para votarte,
el sillón que me tienes prometido;
ni me mueve el haberte no servido
para dejar por eso de votarte.
Tú me mueves, señor, muéveme el verte
cercado en la pez de tu partido;
muéveme el ver tu cuerpo fenecido
muévenme los recortes y tu muerte.
Muéveme, al fin, el doblón y en tal manera,
que aun en contra de mi bolsa te votara
y aunque no hubiera impuestos te temiera.
Nada me has de dar porque yo quiera,
que mi abstención a España deparara
de nuevo un Presidente que así la hiera.
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